Marcos Lagos.

El concepto de caos se define como: todo aquello que es o parece desorganizado, desordenado, confuso y a veces incoherente u oscuro. Pero, dónde dice que sea algo malo. No obstante, el caos siempre se ha presentado como la contrapartida al orden, y es natural, el hombre se hace a sí mismo en base a una negación condicionada de lo que su cultura le define como malo. Ahora, no todo en una cultura es malo, pero tampoco todo es bueno.

Ver al caos y al orden como dos entidades independientes es un gran error, y es parte de una visión demasiado occidental, la cual ha sido mayormente la justificación de muchas acciones en pro de imponer un solo orden, en muchas ocasiones de carácter fáctico, justificar la destrucción de nuestro sistema y la muerte de otros seres humanos. Homogeneizar o dar orden siempre han sido las alternativas reduccionistas provenientes de mentes simples y poco abiertas a comprender que no existe un solo orden, sino varios sistemas ordenados que coexisten dentro de un sistema mayor llamado realidad objetiva.

Por lo demás, hablar del concepto de orden no significa que necesariamente sea bueno. La historia nos ha mostrado bastantes sistemas ordenados los cuales han sido los mayores ejemplos de perversión y sufrimiento humano en pro, según ellos, de dar un orden al caos, caos que no era otra cosa que una interpretación equivoca de ideologías o actitudes opuestas a sus propias concepciones.

El caos es la diferencia que evidencia la ignorancia entre la realidad objetiva y la realidad que cada ser humano tiene en su mente, ya que el caos es aquella información que nos falta para comprender el todo y así liberarnos de nuestra realidad mental, y poder nacer hacia la objetividad.

¿Por qué muchas personas odian el caos? Porque sencillamente odian, siendo el odio una energía generada por el temor, lo que no pueden controlar ni entender.

Los seres humanos odian no poseer un control total de sí mismos y de sus entornos. Es "normal", o debería decir común, existe un dictador dentro de cada uno, incluso dentro de aquellos tan llamados democráticos, seres que imponen un concepto de democracia sobre otros, entrando en una directa contradicción entre el ser y el hacer.

Finalmente, el caos sólo puede ser entendido por aquel ser transgresor pero humilde, servil pero nunca esclavo, aquel hombre o mujer que comprende que es lo que permite que podamos vivir miles de realidades al mismo tiempo, y a pesar de todo, poder seguir creciendo como seres humanos a través de aquella hermosa fuerza llamada sabiduría.

Artículo publicado el sábado 30 de septiembre de 2006 en el diario La Estrella de Arica.