La manifestación

Un ser humano consciente de su existencia y de su ser, tiene la obligación de analizar tanto semánticamente como axiológicamente los conceptos que usa a diario, y cómo los asocia con particularidades de la realidad objetiva. Se debe explorar y aprender a través del metalenguaje de los símbolos -como lo plantea el humanismo- los principios universales que respaldan la realidad, tanto interna como externa. Es decir, del ser, y de cómo llegar a ser dentro del ser. Del cómo son traducidos y explicados en un sentido neutro dentro del universo objetivo.

Es esta expresión de vida, y de ser en el universo sensible, la que está contenida en el concepto de "Manifestación en voluntad", su relación con la identidad, la inteligencia y la inmortalidad. Valga recordar que interpretamos y re interpretamos a diario el sentido del Yo, que es el centro de la identidad; sin embargo, lo trascendente no es el Yo como una consecuencia de la conciencia y producto de la naturaleza humana. Lo trascendente es el "Yo soy" a posteriori y no, el "Yo soy" a priori a la "manifestación en voluntad", porque sólo a través de un acto de la voluntad podemos alcanzar la propia identidad, algo completamente diferente del Yo primario y elemental.

De igual forma, se debe ser capaz de canalizar aquel poder esencial de la humanidad, esa capacidad llamada inteligencia, el desarrollo de la voluntad personal, la cual lleva a la posibilidad de trascender el hecho mismo de la muerte, como una conciencia individual, aquello que se conoce como inmortalidad.

Un forma efectiva de descubrir los principios universales es a través del proceso dialéctico reflejado en las categorías del pensamiento socrático, es decir, "Dianoia" y "Noesis" ("aprender" y "saber"). Estas categorías son el núcleo básico en un orden que permita llegar a un nuevo estado de conciencia plena. Es la clave para incrementar y expandir la capacidad interna de la inteligencia; es decir, el universo se mueve según las reglas de la física y así ha sido desde el principio de los tiempos, después del caos creador -la forma no manifestada de la propia divinidad-, y aun dentro del caos, no obstante, sólo una mente liberada de toda atadura espacio temporal pudo hacer del caos un orden, para seguir con un nuevo orden y finalizar en el meta orden.

En seguida, se levantó y caminó por la vida, y a la tierra le dijo madre y al sol padre...

Artículo publicado en el diario La Estrella de Arica el día Sábado 18 de Febrero de 2006.

Uno

El sentimiento de poder es la sensación que todo ser humano experimenta a diario y se proyecta en la forma de un individuo, un ideal, o una palabra por sobre el tiempo. No obstante, y en contraposición a lo que muchos piensan, el uso de la fuerza bruta es opuesta al real uso del poder. El poder real es una virtud en sí misma la cual se basa en el autocontrol, por lo tanto es inmoral forzar a alguien a hacer algo en contra de su voluntad.
El poder se basa en tres principios trascendentes los cuales son: 1. La conciencia: es la capacidad reflexiva, la última realidad de un individuo, es la naturaleza del ser objetivo, el razonamiento. 2. La acción: es el poder causar cambios a voluntad, así como es la habilidad de extender la conciencia tanto interna como externa. 3. Las habilidades: es la capacidad de modificar los pensamientos, los sentimientos y las conductas mediante el uso de las leyes de la naturaleza. Por ejemplo, mediante el hecho de la acción uno refuerza el ego, cuanto más se extiende el Yo en el mundo objetivo y subjetivo, hombres y mujeres extiende su poder.
El trabajo trascendental y moral de un ser humano que desea lograr el poder se basa en el desarrollo de la capacidad que cada uno tenga de evolucionar su concepto de Yo a través de la duda y la reflexión. El ser humano se hace en una cultura pero no pertenece a esa cultura ya que su nacimiento es un accidente de la naturaleza. Luego, el ser humano expande su conciencia y crece su Yo haciéndose en el mundo, pero tampoco pertenece al mundo ya que como en el primer caso su nacimiento en este planeta es otro accidente, esta vez de la causalidad y las leyes de la física. Entonces se hace en el universo y eso le hace descubrir su propia divinidad al ser el único animal capaz de tomar conciencia de su existencia y, de desarrollar y crear sus propias realidades en voluntad. O ¿Creen ustedes que la globalización es producto de un fenómeno natural? La globalización es un fenómeno artificial, una realidad creada mediante el uso del poder de algunos hombres? ¿Y que no lo es? Culturalmente hablando.
Poder, acción y creación son la llave que abre la puerta para que la conciencia salga hacia la objetividad, y hace que seamos uno con la realidad y salgamos del engaño. Es lo que los egipcios reflejaban mediante el Ojo que todo lo ve (la conciencia superior, la objetividad) o, como se le llama en la cultura occidental cristiana, el Cristo resucitado. O ¿acaso no se dice simbólicamente que Cristo vive dentro de cada uno? La conciencia superior.


Artículo publicado en el diario La Estrella de Arica el dia Sábado 4 de Febrero de 2006

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