Los Cátaros

La Edad Media es sin duda uno de los periodos más oscuros en la historia de la humanidad; no obstante, nuevas semillas de conocimiento lograron germinar para aportar un peldaño mas sobre la verdad de la realidad a nuestro legado evolutivo espiritual.

El catarismo nació en Lombardía, específicamente en los Pirineos. Sin embargo, sus creencias fueron una mezcla conformada en otros lugares del planeta, y desde tiempos pasados, por ejemplo, su dogma de fe, era que había dos fuerzas en oposición, fuerzas que se encontraban en igualdad de condiciones; es decir, dos principios en igualdad de fuerzas. Estas eran: Dios, creador del universo, y Satanás, creador de la tierra.

Hay que recordar que la antigua visión religiosa era que el laicismo conducía a la perdición y sólo la vida religiosa era digna de salvación; que la mujer era la fuente de todo pecado y perdición; y que las nuevas formas de enriquecimiento y el desarrollo de las ciudades ponían en peligro el sistema feudal.

Los cátaros llevan una vida austera, predican en la lengua del pueblo, proponían explicaciones realistas y lógicas para la gente; la mujer era igual de pura que el hombre y de igual forma podía ser líder espiritual. Los aristócratas vivían en contacto con el pueblo, los líderes espirituales trabajaban para subsistir y las mujeres aristócratas compartían un rol importante entre los cátaros.

Los cátaros se hacían llamar "Buenos Hombres". A sus líderes espirituales les llamaban los perfectos, ellos eran predicadores cátaros. Vestían de negro, no comían carne y practicando la castidad; además, sus casas eran sus talleres de trabajo, escuelas y eran gente muy hospitalaria.

Estaban presididos por un obispo y sus ayudantes: un hijo mayor y un hijo menor. Cuando moría el obispo le sucedía el hijo mayor, cuya posición era ahora ocupada por el hijo menor, y al puesto de este accedería un nuevo personaje.

Leían sobre todo el Nuevo Testamento y usualmente lo contraponían al Antiguo. Su metafísica era: "El Dios Bueno no pudo crear este mundo, sino Lucifer". Los hombres eran ángeles caídos que tenían que liberarse de este mundo. Cristo sería el enviado de Dios para indicar el camino de salvación. No reconocían la naturaleza física de éste, ni veneraban la cruz, que para ellos era un instrumento de suplicio. La vía de salvación era el rechazo a la violencia, la mentira... No aceptaban que Dios fuera el creador de nada de este mundo, que consideraban que era un infierno transitorio, del que todos saldrían para ir al verdadero Reino de Dios."

Artículo publicado en el diario La Estrella de Arica es día sábado 23 de diciembre de 2006.

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