Intelectualidad y política.

¿Se puede ser intelectual y político al mismo tiempo? Pareciera que esta pregunta no tuviera una respuesta precisa; y es mas, hablar de intelectualidad y política como cualidades en una sola persona, evoca mayormente recuerdos del pasado mas que del presente; de antiguos reyes o emperadores, de revolucionarios o simplemente filósofos.

La realidad, mundial, nos muestra que muchos políticos están lejos de ser intelectuales, y que más que grandes pensadores, se asemejan a un grupo de “opinólogos” con corbata poseedores de un cúmulo específico de conocimiento legal y técnico, pero sin ninguna visión.

Bacon planteaba que: “La prosecución de la política se torna un manicomio destructor cuando se halla divorciada del intelecto. –Es malo confiar el cuidado del cuerpo a empíricos, los cuales sólo poseen unas cuantas recetas en que fían toda su ciencia, pero ignoran la causa de la enfermedad, la constitución de los pacientes, el peligro de los accidentes inesperados, los verdaderos métodos de curación. Por esto, ha de ser peligroso tener un cuerpo civil político regido por gobernantes empíricos, a no ser que éstos se unan a otros que se fundamenten en el saber.”

Los intelectuales dictan leyes justas y democráticas para su pueblo, leyes que traigan beneficio y prosperidad tanto para el rico como para el pobre. Lamentablemente, la realidad, mundial, nos muestra que muchos líderes se esconden detrás del poder y reprimen a todo aquel que cuestione su mediocridad e ineficiencia.

Los intelectuales se perfeccionan, buscan el conocimiento y lo usan para rescatar al pueblo de la oscuridad de la ignorancia; sin embargo, nuevamente la realidad, mundial, deja en evidencia que muchos se hacen rodear por intelectuales, entran en sus círculos y les otorgan galardones tan solo para aparentar lo que no son. La política es mas que hablar bonito o comportarse como si las cosas de estado fueran una lucha de pandillas.

Finalmente, intelecto y política se unen en las palabras de Aristóteles que dicen: “Nuestro estado, será lo suficientemente democrático si los caminos de todas las funciones públicas quedan abiertos para todos; y suficientemente aristocrático si esas mismas funciones quedan exclusivamente reservadas para los que han viajado por esos caminos y han llegado al cabo completamente preparados.”

El fin del individualismo en Chile

Habiendo transcurrido un tiempo prudente que permite reflexionar sobre las manifestaciones de los alumnos en los meses pasados, la sensación que nos queda, y que produce sentimientos encontrados, es: ¿Estaban realmente informados sobre el objetivo principal de la movilización, o por el contrario, no eran más que una masa ignorante guiada por algunos líderes, quienes eran parte de los pocos que conocían el trasfondo del tema en cuestión? Pero si es cosa de ver la patética respuesta de uno de ellos frente a las cámaras, quien ante la pregunta de si sabía el objeto de la marcha, su respuesta fue: "Saludos a mi mamá".

Sin contar a aquellos que tomaron el paro como vacaciones indefinidas, para muchos el tema se transformó en hacer destrozos a la propiedad pública y privada, además de "jugar" a arrancarse de los carabineros, dejando en evidencia de que sus futuros estaba más en el mundo criminal que en la lucha por un futuro mejor.

Esta antidemocrática muestra de conciencia de rebaño, nos deja claro que mientras más grande sea la ignorancia con respecto a un tema, más fácil es para cualquier líder envolver a la gente con argumentos llenos de falacias, algo que no ha cambiado por siglos; que el futuro que le espera a Chile en materia de seres humanos individualistas, que busquen sus propias verdades, no va a ser mejor que el presente, en el que a los crédulos adultos se les llena la cabeza de mentiras y falacias para hacerles creer que está todo bien y que tanto la dignidad como la igualdad de los seres humanos son respetadas. Pero también, que lamentablemente, Chile sigue condenado al doble estándar de sus habitantes, ya que muchos alumnos reclamaban por sus derechos, pero si revisamos sus hojas de anotaciones, el trato hacia sus profesores, la autoridad educativa y hacia sus pares, deja mucho que desear. No se puede ser niño para algunas cosas y pretender ser adulto para otras.

Finalmente, los métodos poco originales usados por los estudiantes para protestar, con esquemas fielmente emulados de la década de los ochenta y anteriores, nos hace darnos cuenta que la continuidad de la cultura se hace copiando a la historia. Por lo tanto, si Chile no se transforma pronto en un país de emprendedores, gente culta, individualista, competitiva y transparente -marcando la diferencia en términos históricos- entonces habremos condenado a las futuras generaciones a la mediocridad de un oscurantismo intelectual.


Artículo Publicado en el diario La Estrella de Arica el día sábado 11 de noviembre de 2006.

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