Alquimia

Si la vida del hombre fuera como el mar, podríamos visualizar que por miles de años el ser humano se ha encontrado navegando en las aguas de la ignorancia, aguas que por lo demás se encuentran cubiertas por un oscuro cielo que le recuerda que la luz del sol no es más que un faro en el ocaso del universo. De esta forma, desde que el hombre tiene conciencia, siempre ha visto al amanecer -al igual que al ocaso- como la posibilidad de iluminar a través de las ventanas hacia el universo (sus ojos) su oscuro interior, una oscuridad que no es ni mala ni buena pero que es el lugar donde se generan los chispazos cerebrales que darán origen al gran arte real llamado: Creación a través del Pensamiento.

Desafortunadamente, en este mar, como sistema y representación simbólica de otros sistemas paralelos podemos ver que también existen víctimas y depredadores; en el caso del hombre, podemos identificar a aquellos seres creadores de sistemas y a los que sirven dentro de estos sistemas para los propósitos positivos o negativos que benefician y engrandecen a estos caballeros feudales de la creación racional.

Estos hombres están en una constante lucha con los otros caballeros creadores de sistemas ya que se niegan a perder su poder, y menos aquello que alimenta su poder, las conciencias de los hombres ignorantes quienes digieren las verdades de los caballeros del conocimiento como si fueran niños pequeños a quienes les ponen la comida en la boca, y que nunca cuestionarán si la comida que tan inocentemente reciben es un manjar, o un veneno.

Se dice que los seres humanos adultos no debería creer en fantasmas, pero dentro de las aguas de la ilusión existen densas neblinas de engaño que llegan hasta los ojos de los hombres y que los ahogan en la desesperación y el olvido haciéndoles caer en la locura irracional de la eterna perdición de la materia al ser estigmatizada como algo negativo y sin sentido trascendente. Pero, ¿Quienes están detrás de tanta ilusión y mundos ficticios con pseudos matices de realidad? Bueno, otra vez nos encontramos con estos caballeros feudales del conocimiento, quienes al igual que magos negros, distorsionan la realidad de aquellos individuos que están a la deriva, y que al no tener un rumbo propio -porque les falta voluntad y sabiduría- se ven bombardeados por los modelos económicos, políticos y religiosos los cuales les plantean construcciones virtuales de una enajenante objetividad cubierta con una capa de ilusión, esperanza y progreso en un futuro definido por ellos.

Es por esta razón que la especulación en las bolsas bursátiles no es mas que una realidad creada para satisfacer ciertos propósitos egoístas e intereses económicos, que los pseudos conflictos políticos tienen todos un matiz de reality show más que de seriedad, si al final, todos sabemos que los políticos siempre van a remar para el mismo lado, el del poder. Finalmente, están las falsas creencias las cuales han sido las causales de muchas muertes y persecuciones que se han producido en el mundo y a través de la historia -desde los sacrificios humanos en la antigüedad hasta el hecho que no contraten trabajadores que no sean de la misma línea ideológica que las instituciones o empresas que requieren de servicios, incluso no importando si estos profesionales son de primera línea.
Desafortunadamente, lo más repugnante es que los caballeros feudales del conocimiento han creado una patética clase de siervos quienes son de peor clase que sus amos. Son aquellos quienes a pesar de haber despertado a la realidad y haber visto más allá de la neblina del engaño, prefieren servir con el único propósito de beneficiarse de las migajas que caen de las mesas de sus amos o de las recompensas recibidas por mantener los sistemas de poder a costa del sufrimiento y dolor de aquellos que aún permanecen en el mar de la ignorancia y la explotación.


Publicado en el diario Chasquis.cl

El libre albedrio

Si la libertad ya es una cosa complicada por sí misma, el libre albedrío pone todo de cabeza ya que éste se basa en el uso, y aveces abuso, del concepto de libertad. Pero ¿hay un límite?
El libre albedrío se plantea como: “un corolario de la conciencia; decir que somos libres, es sencillamente significar que conocemos lo que estamos haciendo”. Es decir, tener conciencia de la realidad es comprenderla en su totalidad, y por ende, haber visualizado el por qué de toda nuestra ignorancia; y además, haber respondido todas las respuestas significativas planteadas por los seres humanos de manera concreta. Y si el conocimiento te hace libre y no el engaño, entonces ¿cómo puedo yo llegar a saber lo suficiente como para decir que soy libre? ¿Es esto libertad?
El libre albedrío usualmente se confunde con el hacer lo que uno quiera, y quizás en parte es así, especialmente cuando el concepto de libertad se matiza con un toque de irracionalidad como producto de la ignorancia; no obstante, siempre debe quedar en claro que mi deseo de libertad no significa atropellar la libertad de otros, menos cortarlas o reprimirlas. El libre albedrío es hacer tu voluntad en tanto no dañes a otros ya que los demás tienen tanto derecho como tú de ser y hacer. De esta forma, el libre albedrío implica la responsabilidad de pensar racionalmente sobre nuestras acciones y sus consecuencias ya que un ser libre asume la responsabilidad de los resultados de sus decisiones. Somos causa, pero también efecto.
Finalmente, el deseo de libertad proviene de esa energía vital llamada vida, esa necesidad de comprender nuestro entorno, de relacionarnos con los demás y de dejar un legado para que nuestra existencia cobre sentido. Detrás del libre albedrío se esconde la voluntad, pero una voluntad sin razón es como un caballo sin jinete, pero si la razón no ha sido educada sabiamente entonces el libre albedrío se transformará en tiranos y represores quienes nunca comprenderán que el concepto de libertad es un beneficio que se entregan los hombres entre si.
La libertad no es una condición natural, sino que es el resultado de la emancipación de la conciencia humana, la libertad es la luz que ilumina a los esclavos de sus pasiones.

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