El Solsticio de Verano.

El término “solsticio” viene del latín, solstitium; sol = el astro, y stitium = estático, detención. La detención del Sol. El solsticio de verano ocurre entre los días 21 y 23 de diciembre en nuestro hemisferio y tenía un profundo significado espiritual para los antiguos.

Para los griegos ésta fecha estaba destinada al culto del dios Apolo al que tributaban con procesiones de antorchas pidiéndole que no dejase en tinieblas a su pueblo, creían que la magia del solsticio abría las puertas de lo incognoscible y por un breve lapso de tiempo el hombre podría gozar de los privilegios de los dioses; de ahí la leyenda de poder traspasar espejos o visitar mundos extraños (mundos paralelos).

Como se desconoce la fecha del nacimiento de Jesús, en el siglo II se llegó a un acuerdo, eligiéndose el 6 de enero, más que nada porque en otras religiones primitivas ese día tenía lugar la fiesta de la inmersión en las aguas, que tenía un significado parecido con la bendición y la purificación. No obstante, en el siglo IV la Iglesia Católica decidió celebrar por separado el día de la Navidad del día 6 de enero. En aquella época se creía erróneamente que el solsticio caía el día 25 de diciembre. Así, en el siglo IV el papa Julio I declaró arbitrariamente el 25 de diciembre como la fecha oficial del nacimiento de Jesús. Además, la razón radicaba en la imperiosa necesidad de que el cristianismo opacara las fechas solsticiales las cuales eran fechas exclusivas de celebraciones paganas (pagano significa hombre de la tierra), naturalistas, y otros cultos a la tierra los cuales compartían muchas tradiciones solsticiales.

El solsticio de verano representaba para los egipcios el renacimiento o retorno del dios sol. Es por esto que podemos apreciar que el sol ha sido por excelencia considerado una divinidad que simboliza la fuerza primordial que da la vida (Ra). Es el que no niega sus rayos a nadie y comparte su calor con todos los seres humanos. Sean estos creyentes o no, hombres o mujeres, casados o divorciados, etc. El sol es el símbolo de aquel que no niega su amor a nadie, tampoco impone condiciones ni pide lealtad, ni sacrificios innecesarios ni dinero por su luz. De igual forma es el símbolo del equilibrio entre la oscuridad y la luz creadora. En otras palabras es el símbolo del hombre que llego a ser su propio dios.

La tierra, de igual forma, es la madre y compañera que vio nacer al primer hombre desde sus entrañas y lo cobijó entre sus fértiles valles donde creció sano y fuerte como lo plantea el mito babilónico de la creación (más de 5.603 años antes del presente) donde el dios Ea creo al hombre modelándolo con arcilla.

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