
Hacer el bien es alejarse del dolor innecesario, tanto para uno como para las demás personas, ya que el dolor innecesario causa sufrimiento al cuerpo y deja marcas imborrables en la conciencia, creando recelo y sed de venganza contra aquel que infringió el dolor.
No obstante, para alejarse del dolor y poder disfrutar del bien debemos cumplir diferentes condiciones. Primero, pensar antes de actuar, hablar o aceptar verdades de otros, no porque alguien se nos presente como una autoridad moral significa que está en lo correcto ya que su visión del mundo siempre será subjetiva. Segundo, amar tu individualidad por sobre todas las cosas y respetar la individualidad de los otros. Cada ser humano y forma de vida en este planeta es un desafió a la muerte, y tiene el derecho de existir en plenitud; sin embargo, la mayor virtud de los seres humanos es el ser capaz de tomar conciencia de su ser, de su existencia, de decir "Yo soy". Esto nos diferencia de los demás animales e incluso nos sitúa en un lugar de privilegio en el universo. Tercero, la libertad de conciencia. Cada ser humano tiene el derecho de pensar y creer en lo que quiera y darse cuenta, acorde al tiempo y la edad, que es real y que no, que es lógico o no, no teniendo ninguna institución la atribución de manipular las mentes de los seres humanos con ideas preconcebidas sobre la realidad.
Finalmente, el despertar de la autoconciencia será la guía que permita a los hombres diferenciar la verdad de la mentira, el bien del mal, etc. Aunque algunas personas siempre preferirán, por comodidad, vivir engañadas y no buscar sus propias verdades o ¿Acaso no dicen que la ignorancia es dicha?
Artículo publicado en el diario La Estrella de Arica el día 26 de Noviembre de 2005.
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