El origen

Los antiguos trataron de encontrar una explicación para los diferentes fenómenos de la naturaleza a través del uso de una mentalidad fantasiosa y simbólica, eran niños grandes tratando de entender el mundo en base al asombro y la curiosidad. Ahora, dependiendo si las culturas provenían del desierto o del valle, estas creaciones involucraban a dioses en constante lucha o mensajeros que profetizaban la llegada de grandes males para la humanidad. Y es normal, aquel dios que arrojaba fuego sobre los mortales, transformaba el día en noche, hacía que las aguas se tornaran rojas, que hacía llover fuego y provocaba que la tierra explotara a los pies de los humanos, de seguro traía un sin fin de males para cualquier pueblo, y no es para menos, ya que siempre va a ser peligroso estar o vivir cerca de un volcán. El sol era el padre cuyo calor tenía el poder de crear o destruir -o ¿acaso la insolación no puede ser mortal si estás sin agua en medio del desierto, pero una cuota justa de calor no hace que la naturaleza vuelva a resucitar después del invierno?
Si a lo anteriormente dicho le agregamos el hecho de que los antiguos personificaban estos fenómenos, o sea le daban características humanas y de ahí el origen de los espíritus, demonios, deidades y voluntades divinas, llegamos a la génesis del porque ellos trataban de someter a los espíritus por medio de rituales y encantamientos, características que pueden ser aun vistas en los rituales modernos que buscan complacer a una fuerza superior para que obre de buena forma para con sus seguidores.
Al objetivo final de estos rituales es lograr el control de la realidad, un control traducido tanto en una seguridad psicológica, como en el dominio de la materia a través de fuerzas supuestamente superiores a las que rigen las leyes físicas. Desafortunadamente, y en muchos casos, estos intentos de controlar la realidad a través de rituales no siempre fue efectivo y esto marcó la diferencia de fuerzas entre los dioses de las diferentes culturas, es decir, la diferencia nunca fue divina, el hecho era que mientras mejor entendían sus sacerdotes la realidad, más poderosos eran sus dioses. Así, lo que los antiguos no sabían era que la iluminación nunca provino del exterior, sino que fue una semilla que creció desde el interior.

Artículo publicado en La Estrella de Arica el día sábado 21 de julio de 2007

1 Comment:

  1. Pablo Carrasco Berrios said...
    Querido Marcos:
    A pesar de tener Fe en la Gloria del Supremo Arquitecto de las cosas, mi pensamiento no difiere mucho del tuyo. Me han impresionado gratamente tus comentarios y articulos, los que leo con mucho agrado e interes.
    Nuevamente mis felicitaciones, y mi admiracion, habiendo compartido sala y estudio en mi primera Universidad.
    Un abrazo

    pablocarrascoberrios@gmail.com

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