Linux.

Cuando hace dos años borré todo rastro de Windows de mi computador al formatear mi disco duro, me di cuenta que la era dorada (monopolio) de Microsoft terminaba para dar paso a la era de Linux, un sistema operativo joven y visionario que prometía mucho y, que debo reconocer, hasta la fecha no me ha defraudado como usuario, ya que los mismos programas los tiene Linux y mejor.

Por ejemplo, Open Office es una aplicación segura, amigable y que cualquier usuario común y corriente puede manejar; lo mismo pasa con los programas de audio, video, comunicación, video conferencia, programación, manejo de planillas electrónicas, juegos, presentaciones, creación de base de datos, navegación por internet, e-mails, etc.

La filosofía Open Source de Linux es clara y se especifica en los siguientes puntos: 1. Libre redistribución: el software debe poder ser regalado o vendido libremente. 2. Código fuente: el código fuente debe estar incluido u obtenerse libremente. 3. Trabajos derivados: la redistribución de modificaciones debe estar permitida. 4. Integridad del código fuente del autor: las licencias pueden requerir que las modificaciones sean redistribuidas solo como parches. 5. Sin discriminación de personas o grupos: nadie puede dejarse fuera. 6. Sin discriminación de áreas de iniciativa: los usuarios comerciales no pueden ser excluidos. 7. Distribución de la licencia: deben aplicarse los mismos derechos a todo el que reciba el programa. 8. La licencia no debe ser específica de un producto: el programa no puede licenciarse sólo como parte de una distribución mayor. 9. La licencia no debe restringir otro software: la licencia no puede obligar a que algún otro software que sea distribuido con el software abierto deba también ser de código abierto. 10. La licencia debe ser tecnológicamente neutral: no debe requerirse la aceptación de la licencia por medio de un acceso por clic de ratón o de otra forma específica del medio de soporte del software.

Un mundo libre y globalizado parte por la voluntad de sus ciudadanos de velar por el bien común en temas sensibles como la escandalosa brecha en el conocimiento por razones económicas y la posibilidad de contar en forma gratuita con los canales que permitan una comunicación expedita.

Linux terminó, en base al esfuerzo de programadores del mundo y otros colaboradores, con el monopolio oligárquico de unos pocos, y le dio la posibilidad al mundo de tener libre acceso a la información.

Ya no hay marcha atrás, gracias a Linux, ahora tanto el pobre como el rico pueden acceder a ese bien común y patrimonio de todo la humanidad llamado, conocimiento.


Artículo publicado en el diario La Estrella de Arica el día sábado 12 de mayo de 2007.

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