
Explicaciones hay de todo tipo, desde las más fantasiosas, pasando por la mitología, hasta llegar a aquellas que suenan medias lógicas, el hecho es que nadie ha podido explicar, y menos probar, que pasa cuando una persona muere.
La inmortalidad, ese sentimiento de querer existir por siempre. Pero ¿existir por siempre para qué? Seguramente, algo que inmediatamente crecería en este mundo con la existencia de la inmortalidad sería la mediocridad, ya que muchos, al verse asegurados con una vida eterna, se dejarían llevar por el placer y el gozo de forma desmedida e irresponsable, dejando postergadas, todas las cosas importantes del presente para muchos siglos más adelante. ¿Quien quiere la inmortalidad si esta significa una vida de entera mediocridad?
Cada día es diferente, la salida del sol por el este nos indica que hoy es una nueva oportunidad de cambiar nuestras vidas en voluntad, y quien diga que ve todos los días iguales no es más que un ser perdido en el conformismo y el fatalismo.
La verdadera trascendencia, y por ende la inmortalidad, se logran rompiendo los esquemas que atan la mente de una persona a patrones culturales. Son tantas las cosas que se podrían nombrar, pero en el fondo Marx las resume con el nombre de Superestructura, aquellos valores y visiones de una realidad particular, por no decir interpretación de la realidad, que determinan la forma de pensar de un grupo humano. Es más, esta superestructura tiene sus propias forma de presión para que los miembros de este grupo no rompan los esquemas como lo son: el juego del rechazo y la aceptación social, el sistema educativo manipulado por ideologías que están conscientes de la alta vulnerabilidad y moldeabilidad de la mente de los niños pequeños, etc.
Darse cuenta de este proceso es parte de la trascendencia. Poner en contacto "tu" propio conocimiento objetivo con la realidad en sí, sin interfases culturales de por medio, es trascender.
De esta forma, el pensar en trascender a la muerte no es más que una evasión de la realidad a través de sueños y fantasías inútiles. Tu eres el único ser trascendente y constructor de tu propia vida, y eso se logra aquí y ahora.
Artículo publicado en el diario La Estrella de Arica el día 4 de Marzo de 2006.
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