El fin

Bueno, parece que este es el fin. ¿Pero el fin de qué? ¿De la historia o de los paradigmas sociales?

Definitivamente ambos, historia y sociedad se encuentran en un concepto común llamado, la razón. Es un hecho que el fin nunca estuvo fundado en el atacar al materialismo, un chivo expiatorio muy útil para los espiritualistas, sino que el fin es más trascendente, es el hecho de darnos cuenta de que estamos llegando al término de los antiguos modelos de pensamiento y que ha llegado el momento en el que el ser humano debe decidir entre el exterminio total, o una edad de oro para la raza humana basada en el desarrollo de una nueva visión del mundo, tenemos los medios y los capitales, tan solo falta la voluntad para lograrlo.

Nacimos en una era que nos distancia de nuestro legado cultural e histórico, pertenecemos a una nueva generación de hombres escépticos, hombres que piensan que la historia no es un agente determinante en la dinámica social, y que ya es hora de que ganadores dejen de escribirla desde el poder.

Todo comenzó con los grandes procesos globales hace miles de años (expansionismo, feudalismo, colonialismo, etc.) donde a través de una suerte de Darwinismo social, una visión del mundo donde era razonable -y hasta lógico- que el más fuerte se impusieran al más débil. No obstante, cuando pensábamos que la era de la razón cambiaría las cosas, surge la Globalización, una corriente que al principio parecían ser inocente y sana, pero que luego dejó entrever, a través una descarnada lucha económica entre países y empresas, que sus reales intensiones escondían un matiz neo colonialista y neo expansionista, siendo su ideal de lucha los intereses económicos. Ya nadie lucharía más ni por Dios ni por la Patria como su primer valor, estos conceptos serían la excusa que motivaría a los grupos más radicales a la lucha incondicional, pero muchos de ellos, nunca estarían conscientes de la manipulación a la cual serían sometidos.

El punto es que el mundo está despertando, y lo está haciendo a través del desarrollo de una conciencia social que nos dice que el ser humano es un símbolo de vida en sí mismo, que es el capital más importante dentro de cualquier economía y que no existen ni clases privilegiadas, ni elites, ni seres elegidos, sólo existen seres humanos.

El fin de un proceso, el nacimiento de otro, al final, la verdad nunca estuvo en los libros sino en la voluntad humana por un cambio honesto y sincero. Los procesos globales no solo abrieron las oportunidades a los que ostentan el poder, sino que también le abrió la conciencia a la humanidad.


Artículo publicado en el diario la Estrella de Arica el día sábado 20 de enero de 2007

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